lunes, 19 de agosto de 2013

¿Sirve de algo matricular a los niños pequeños en academias de inglés?

Muchos padres y madres están muy preocupados por la educación de sus hijos en cuanto a lenguas extranjeras se refiere. A día de hoy es totalmente necesario dominar un segundo idioma (especialmente el inglés) para tener acceso a un buen puesto de trabajo. De ahí, la obsesión imperante por hacer que nuestros pequeños asistan a clases extraescolares de inglés desde que prácticamente empiezan a hablar su lengua materna.

Y bien, ¿es esto lo más adecuado para nuestros hijos? La respuesta, como todo en esta vida, es bastante subjetiva: DEPENDE.

Aplicando un poco de lógica a la situación, es fácil entender que dos horas de inglés a la semana no ayudan en exceso a que nuestros pequeños sean bilingües en un futuro. Pensemos, por ejemplo, en cómo aprendimos de niños a hablar castellano. ¿Asistíamos a dos sesiones de clase a la semana? Por supuesto que no: simplemente vivíamos inmersos en una sociedad en la que recibíamos información en esta lengua las 24 horas del día. Es por ello que, los padres que decidan matricular a sus hijos en un centro de idiomas, han de tener claro que deben procurar que sus hijos reciban toda la información posible en la lengua objetivo, el inglés en este caso.

Algunos padres se sentirán totalmente desamparados ante esta cuestión, pues quizás ellos mismos carezcan de conocimientos básicos como para dotar a sus hijos de un apoyo en casa. Sin embargo, NO IMPORTA.
Existen un sinfín de cosas que podemos llevar a cabo para ayudarlos:
  • Ponle siempre a tus hijos los dibujos animados en inglés (¡¡aunque ellos se quejen de que no lo entienden!!). De esta forma, educarán el oído y será más sencillo desarrollar un buen acento.
  • Acostúmbralos a escuchar canciones en inglés. No importa que sean infantiles o canciones que se oyen todos los días en la radio. El estar expuesto a ellas fomentará la adquisición de giros y expresiones.
  • En Navidades o por su cumpleaños, invierte un poco en algún regalo relacionado con el idioma: juegos de mesa, libros de colorear, puzzles de letras, libros de adivinanzas... Hay una gran variedad en el mercado, y muchos de ellos se pueden encontrar por unos 8 ó 10 €.
  • Siempre que la cartelera lo permita, llévalos al cine a ver dibujos o las típicas pelis de Disney en versión original. Al principio se quejarán, pero al cabo de los 10 minutos estarán absortos en la historia.
  • Si ya saben leer y escribir, siéntate 15 minutos con ellos para hacer sus deberes de inglés. Aprovecha la oportunidad para preguntarles cosas sencillas (colores, animales, materiales del cole...) y alabarles con cualquier palabra que digan. Mientras más seguros de sí mismos se sientan, más ganas tendrán de practicar.
Y aunque parezca una locura, lo más importante es NO FORZAR A LOS NIÑOS. Si desde que son pequeños se muestran reacios a asistir a sus clases de inglés, puede deberse a un gran número de causas que no tienen por qué ser culpa de tus pequeños (las clases son aburridas o poco comunicativas, el docente no se muestra accesible, el material no es el adecuado para su edad, etc). ¿Para qué nos sirve mandar a un niño pequeño en contra de su voluntad a una actividad que nos está costando el dinero?  Simplemente para que termine aborreciendo el idioma, no hay más. En este caso, lo mejor es esperar un año aproximadamente, para que el pequeño descanse, y luego volver a intentarlo de nuevo.

Por tanto, para resumir, debemos tener en cuenta que cuanto antes estén nuestros hijos expuestos al idioma, más fácilmente podrán comunicarse usándolo, pero con dos horas a la semana no es suficiente. Como padres, hay que estar al pie del cañón y luchar día a día para que nuestros hijos no pronuncien la palabra "comfortable" de esta forma: CON-FOR-TEI-BOL. Supongo que ya sabréis a qué me refiero.

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